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Cultivar frutales en casa

5 de agosto de 2019

Árboles frutales en el jardín de casa

¿Quieres tener árboles frutales en macetas? No hay nada como poder coger el fruto del árbol y comérselo allí mismo, ¿verdad? De hecho, hay quien dice que no sabe igual si optas por degustar su sabor dentro del hogar. Es cierto, puede sonar un tanto extraño, pero la realidad es que cuando estás rodeado/a de plantas, parece como si todo se viera mucho mejor, y como consecuencia, el sentido del gusto se nos tornara un poco más sensible.

Lo más interesante es que, aunque no tengas jardín, puedes igualmente cultivar árboles frutales en macetas. No es difícil mantenerlos siempre en un recipientes. Así que si tú también quieres saber cómo sabe la naturaleza, sigue estos consejos. 

Hace ya varios siglos que se cultivan frutales en maceta, tanto es así que, mientras que en Japón se perfeccionaba la técnica del Bonsái, los europeos tenían frutales plantados en tiestos decorando patios, terrazas, e incluso jardines.

Se podría pensar que gracias a ello ahora sabemos cuándo y cómo hay que podar, puesto que una de las tareas más importantes que hay que hacer cuando se mantiene un planta arbórea en un tiesto es precisamente la poda, ya que de lo contrario acabaríamos perdiéndola.

¿Qué cuidados requieren los árboles frutales en macetas?

Si bien no son muy distintos a los que les daríamos si estuviesen en tierra, sí hay que tener en cuenta una serie de cosas para que no tengan ningún problema. Para conseguir unos ejemplares sanos y garantizarte así una excelente cosecha, has de cuidarlos respetando los ciclos naturales que tiene cada árbol.

  • Riego
El riego es muy importante para todas las plantas, ya que es gracias al agua que sus raíces pueden absorber los nutrientes de la tierra. Dependiendo de la climatología del lugar, regaremos más o menos frecuentemente. Generalmente, se regará 2-3 veces por semana en verano, y 1 o 2 el resto del año.

Los frutales temen el encharcamiento, por ello es necesario que comprobemos la humedad de la tierra antes de regar. Así, introduciremos un palo delgado de madera hasta el fondo y luego lo extraeremos para ver cuánto sustrato se ha adherido a él: si es mucho, no será necesario regar; en cambio, si sale casi limpio entonces habrá que regar.

El agua con la que reguemos tiene que ser sin cal. La más recomendada es la de lluvia, pero no todos podemos almacenar la cantidad suficiente para nuestras plantas, pero eso no supone un problema. En realidad, será suficiente con llenar un cubo con agua del grifo y dejarla reposar durante una noche para que los metales pesados se queden en el fondo del mismo. Al día siguiente, ya tendremos agua para nuestros frutales.

Otra opción es regar con agua mineral, es decir, aquella que nosotros bebemos, o acidificada. Para conseguir esta última tienes que echar el líquido de medio limón a una botella de 1l llena de agua. De esta manera, además, evitarás que el frutal tenga falta de hierro.

  • Ubicación
¿Dónde poner los frutales en maceta? Muy fácil: en una zona donde reciban la luz solar a ser posible todo el día. Necesitan sentir el sol para poder crecer sanos y fuertes, y también para que sus frutos maduren correctamente. Ahora bien, hay algunos que se adaptan bien en lugares con semisombra, como los limoneros o los naranjos, siempre que estén ubicados en una zona muy luminosa.

No podemos olvidarnos del viento. Aunque van a estar en maceta, el viento sigue siendo uno de los principales problemas que tiene el/la jardinero/a. Si sopla flojo no pasa nada, pero si sopla con mucha intensidad y durante muchos días seguidos… hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de cultivar frutales, ya que si bien no les hará daño, sí que podrían tirarlos al suelo, romperles algunas ramas, o haciendo peligrar la cosecha. Una manera de protegerlos es poniéndoles uno o dos tutores, y colocarlos donde el viento no les dé directamente, por ejemplo, detrás de un seto alto del jardín.

  • Sustrato
Las plantas necesitan un suelo donde poder crecer y desarrollarse. Cuando se trata de cultivarlas en maceta es imprescindible escoger un buen sustrato, como 60% turba negra + 30% perlita + 10% humus de lombriz. Para mejorar aún más el drenaje, pon antes de nada una capa de greda volcánica. Así, las raíces estarán siempre aireadas, logrando que el agua que han absorbido llegue al tronco y posteriormente a las hojas.

Los árboles frutales en macetas, además, necesitan poder disponer de todos los nutrientes y minerales posibles. Sólo así nos aseguraremos poder saborear unas frutas deliciosas. Debido a ello, hay que usar siempre sustrato nuevo e ir cambiándoselos en cada trasplante.

  • Abono
Ya tenemos un sustrato fértil y poroso, pero aún podemos hacer algo más para que nuestros frutales no tengan que preocuparse por nada: abonarlos. Ya que estamos hablando de plantas cuyos frutos van a estar destinados para consumo humano, es muy aconsejable que usemos abonos naturales, que pueden ser comprados en viveros y/o en tiendas agrícolas, o hechos en casa.

Humus de lombriz, estiércol, guano, cáscaras de huevo, compost… hay infinidad de cosas que sirven como abono. Pero eso sí, si decides y los abonas con guano, debes seguir las indicaciones que especifique el envase, ya que es el único abono natural capaz de perjudicar a las plantas si nos excedemos con la dosis; por otra parte, es el que tiene efecto más rápido.

  • Trasplante
Con el tiempo, las raíces se quedan sin espacio y el sustrato se queda sin sus nutrientes, por lo que es conveniente trasplantar los árboles frutales enanos cada 2-3 años, dependiendo de la especie y de su ritmo de crecimiento.

Si no sabes cómo hacerlo, toma nota:

Hacia finales de invierno o comienzos de primavera, extráelo de la maceta, con cuidado de que no se desmorone el cepellón. Si te cuesta, dale algunos golpecitos a diferentes lados de la misma.
A continuación, debes recortar como máximo 1/3 del cepellón con unas tijeras podadoras o un serrucho previamente desinfectados con alcohol de farmacia. Poda también la raíz pivotante (se distingue de las demás por ser la más gruesa y larga de todas), ya que a medida que se va desarrollando, hace que el árbol pueda ir saliéndose de la maceta; así que si se la cortamos, evitamos tener problemas en un futuro.
Después, rellena la maceta con un sustrato nuevo, más o menos hasta a mitad.
Pon el árbol justo en el centro, y echa más sustrato terminando de rellenar la maceta.
Finalmente, sólo quedará darle un riego generoso añadiendo unas gotas de Benerva (de venta en farmacias) para que el sistema radicular se recupere lo antes posible de la poda.
Pero, esto no es todo. Hemos estado trabajando con sus raíces, pero ahora toca hacer lo mismo con las ramas, así tendremos una planta perfectamente equilibrada. Pero, ¿cómo se poda? Así:

Corta todas aquellas ramas que se entrecrucen o se vean enfermas y/o débiles.
Recorta las que hayan crecido en exceso, deteriorando el aspecto del árbol.
Las demás, hay que recortarlas dejando crecer 4-8 pares de hojas, y quitando 2-4.

¿Cómo evitar y/o combatir las plagas y enfermedades?

Los árboles frutales pueden verse atacados por plagas y contraer enfermedades. La mejor manera de evitarlas es manteniendo la planta bien cuidada y abonada, pues es prácticamente imposible que de un día para otro se debiliten sin motivo. Pero a veces fallamos en algo, y el sistema de defensas del árbol empieza a tener dificultades para mantenerla saludable. Así, todo tipo de insectos y hongos pueden comenzar a dañarlos.

  • Enfermedades
Las enfermedades más comunes son la roya y el oidio. Ambas se pueden combatir con éxito con fungicidas naturales, como el azufre o el cobre, si el ejemplar no está muy afectado. Pero habrá que recurrir a los químicos si el debilitamiento de la planta es notable.

  • Plagas
A los insectos que causan las plagas les encanta el ambiente seco y cálido, por lo que es habitual que las plantas tengan que enfrentarse a ellas durante la primavera y el verano. Las más comunes son la cochinilla, la araña roja, la mosca blanca y el pulgón. Pese a que pueda parecer lo contrario, se solucionan fácilmente -aunque con tiempo- utilizando insecticidas naturales y caseros. Hay muchos que podemos hacer, sin apenas gastarnos dinero. Por ejemplo: infusiones de ajo, piel de cebolla u ortiga, o hacer un preparado con polvo de hornear, el cual se prepara de añadiendo una cucharada de polvo y otra de ralladura de jabón blanco a 1l de agua.

Aún así, si ves que pasa el tiempo y la plaga va avanzando rápido, haciendo que la planta se vea cada vez peor, es conveniente plantearse el uso de insecticidas químicos específicos. Si te ves en esta situación, sigue las recomendaciones que indique el envase, y en el caso de que el árbol tenga frutos, no los cojas hasta que no haya finalizado el plazo de seguridad (suelen ser unos 30 días desde la aplicación del producto hasta que finalmente se pueden cosechar).

Así que ya sabes, si quieres poder disfrutar de árboles frutales enanos en tu patio, con estos consejos lo lograrás. Cuéntanos tu experiencia en nuestras redes sociales.
15 de octubre de 2020
Los cactus son plantas perfectas para gente con poco tiempo o que son principiantes en el tema de jardinería: hay que regarlos poco y siempre lucen mucho. Sin embargo, a pesar de tener un mantenimiento sencillo, a todos se nos ha muerto alguno de estos ejemplares, pero... ¡¿Por qué?! ¡¿Qué hemos hecho mal?! Hay varios aspectos que tenemos que tener en cuenta para que eso no ocurra: 1. Riego A principios de primavera, cuando las temperaturas dejan de ser tan bajas y la planta empieza a brotar, es el momento de regar con cierta frecuencia (una vez cada 10-12 días). Se puede aumentar la frecuencia de forma progresiva hasta llegar a los meses más calurosos, en los que se regará cada 4-8 días, según las temperaturas máximas que se alcancen. En otoño, deberemos volver a reducir la intensidad del riego, realizándose cada 8-10 días y espaciándolo cada vez más para ir haciendo entrar en reposo a las planta, hasta casi suprimir el riego durante diciembre y enero. Como mucho, se podría regar suavemente cada 20-40 días en el período más frío. Con temperaturas inferiores a 10ºC no es recomendable regar los cactus, porque se pudren. Además, hay que tener en cuenta que es mejor dar un buen riego que moje todo el volumen del suelo, que varios riegos superficiales, que no llegan bien a las raíces, y hay que dejar secar bien la tierra entre riego y riego. 2. Temperatura Durante el invierno, no deben estar en habitaciones muy caldeadas ni cerca de fuentes de calor como chimeneas o estufas, puesto que a temperaturas por encima de los 20ºC se evita el reposo invernal, que es imprescindible para estas plantas. Un excesivo fría también castigará nuestra planta, ya que la mayoría de los cactus no soportan temperaturas por debajo de los 7ºC. Un punto muy importante y que debemos evitar a toda costa es que no deben coexistir frío y humedad en el suelo o en el ambiente que les rodea, ya que hará que sea improbable que nuestro cactus sobreviva . 3. Luz Aunque todos los cactus necesitan mucha iluminación, no todos soportan los rayos directos del sol, pero hay ciertos trucos para saber las necesidades de cada especie. Como norma general, las especies provistas de pelos, espinas muy fuertes o un número elevado de ellas, requieren pleno sol; mientras que las especies con pocas espinas y las crasas requieren una cierta sombra. La ventilación también es muy importante para estas últimas. 4. Sustrato y abono A pesar que los cactus soportan suelos áridos, si se cultivan en una tierra más nutrida, su crecimiento es más vigoroso y su floración mucho más espectacular. Un sustrato estándar para cactus debe tener porosidad, moderada riqueza de nutrientes, mediana retención de la humedad y pH cercano a 6. Existen tierras especiales para cactus ya preparadas, que reúnen todas estas características. También existen fertilizantes formulados especialmente para cactus, que se deben aportar en los períodos de máximo crecimiento. Puede consultar todos ellos en nuestra tienda. 5. Trasplante Si observamos que la planta deja de crecer, adquiere un mal color o salen las raíces por los agujeros de drenaje, esto quiere decir que es hora de trasplantarla. La nueva maceta tiene que ser algo mayor que la anterior, pero no en exceso ya que los cactus toleran mejor los cambios progresivos. Siempre es recomendable elegir una maceta de arcilla barnizada, ya que al ser de barro permitirán la evaporación del regado en menor tiempo y el barniz evitará la acumulación de sales que pueden ser perjudiciales para la planta a largo plazo. También es importantísimo que tenga agujeros de un centímetro en el fondo para el drenaje apropiado. En el fondo de la maceta se coloca una capa de drenaje (tierra volcánica, arlita o gravilla) y una capa de tierra para cactus. Después, se introduce el cepellón utilizando guantes, se rellenan los huecos con más tierra y se puede poner en la superficie otra capa de tierra volcánica, que sirve como elemento decorativo y para que la base del cactus no esté directamente en contacto con la tierra húmeda cuando se riegue. La mejor época para trasplantar es la primavera, ya que si se hace en invierno, la planta puede sufrir un retraso en la brotación. No es recomendable regar hasta pasados entre 3 y 6 días desde el trasplante, para dejar que cicatricen las heridas que se hayan podido producir durante el mismo. EL TRUCO INFALIBLE Cuando las personas no iniciadas en el cultivo de cactus nos preguntan: ¿Cada cuánto se riega?, nos dimos cuenta de que si les decíamos que cada dos o tres semanas, podíamos equivocarnos, pues el objetivo era regar solo si la tierra está totalmente seca y eso dependería de donde localizasen el cactus, de la temperatura del momento y hasta del material de la maceta en la que se cultive. Así que nuestro consejo que nunca falla es: utiliza un palillo de madera e introdúcelo en el sustrato hasta el fondo de la maceta; cada vez que creas que le falta agua lo sacas y solo se riega si este sale completamente seco y limpio. Es como la técnica de ver si el bizcocho horneado está hecho que utilizaban las abuelas, es algo práctico y simple que da buenos resultados.
5 de agosto de 2019
Podar es algo imprescindible en el mundo de la jardinería. Para poder hacerlo sin ninguna traba, debes conocer las características de cada planta, adecuándote a ellas a la hora de empezar a podar. Aquí te dejamos algunos consejos e ideas más. Podar tu jardín significa recortar o suprimir los brotes y ramas de árboles y arbustos. Mediante este proceso, se producirá un mayor flujo de la savia. Si se poda de manera correcta, mejorará el desarrollo y el aspecto del ejemplar. De esta forma, se incrementará la producción de frutos, el tamaño de la planta y la floración. El ejemplar crecerá con un vigor y fuerzas totalmente renovadas, con un mayor desarrollo del follaje y una potenciación del color del tallo. Sin embargo, hay que conocer bien los pasos a seguir, para evitar que los ejemplares se encuentren más expuestos ante plagas, enfermedades… Además, una mala poda podría llevar a la muerte del arbusto o árbol. De ahí la importancia de saber llevar a cabo este proceso de manera adecuada. Realmente es una práctica esencial en el mundo de la jardinería. Además, no olvides que esta práctica requiere regularidad, sino, no serviría de nada. Por otro lado, no es lo mismo la poda de: Árboles y arbustos: se podan concretamente a finales de invierno y principios de primavera. Árboles frutales: debemos podarlos cuando estén totalmente sin actividad, es decir, cuando no tengan ningún tipo de baya o fruto. De esta manera, luego florecerán con más fuerza. Plantas perennes: justo antes o después de su época de crecimiento, por lo que te recomendamos que las podes en invierno. Tipos de poda En primer lugar, es necesario pensar qué tipo de poda quieres llevar a cabo, en función de las características del ejemplar concreto que quieras podar. Además, estos procesos se pueden combinar entre sí, para lograr un estado óptimo de la planta, arbusto o árbol. A continuación, te explicaremos brevemente en qué consiste cada tipo de poda: Poda de formación: para lograr la estructura que deseamos en el ejemplar. De esta manera, se conduce su desarrollo. Poda de producción o fructificación: mediante este proceso, se busca estimular la producción de flores, frutos y hojas. Se da sobre todo en los árboles frutales. Poda de renovación o regeneración: llevada a cabo en ejemplares envejecidos (a veces de forma prematura). Se suele llevar a cabo durante el invierno, sobre aquellas ramas estructurales, para que desde ellas se renueve la planta. Poda de limpieza: es el proceso mediante el cual se eliminan flores y hojas ya secas o demasiado maduras. Así, mejorará el aspecto del ejemplar. Se podría decir que es la poda mínima. Poda de despunte: se corta la punta de los tallos, para que de esta forma nazcan de ellos ramificaciones, ganándose volumen y frondosidad. Poda de clareo o raleo: utilizada para eliminar parte del follaje, cortando la base de las ramas más débiles y peor ubicadas. Asimismo, de esta manera se facilitará una mejor ventilación. Consejos a tener en cuenta antes de comenzar a podar En relación con el apartado anterior, te dejamos algunas cosas que debes tener en cuenta antes de comenzar este proceso, más complicado de lo que puede parecer. Ante todo, debes tener en cuenta cuál es el mejor momento para proceder a podar tu jardín. Para ello, piensa en las características morfológicas y fisiológicas de cada uno de los ejemplares que forman tu jardín. Por eso, cada uno de ellos necesita unos cuidados y mantenimiento específicos. Nunca hay que podar durante la época de crecimiento. Recuerda que en algunos ejemplares (en realidad una minoría), no puede llevarse a cabo esta práctica. Un ejemplo de ello son aquellas plantas que no tienen tallo. En cuanto a las herramientas (tijeras, guantes), deben ser apropiadas para la tarea. Deben ser elegidas en función del tamaño de la rama que quieras cortar, no de tamaño general del ejemplar. Todas deben estar limpias y bien afiladas. Para afilarlas, puedes utilizar una lima suave. Más consejos sobre cómo podar tu jardín Antes de ponerte con la tarea, presta atención a las partes muertas, enfermas o dañadas. Ten en cuenta si las ramas que vas a cortar están muertas o no, ya que eso facilita mucho la tarea. Asimismo, debes estar atento no solo a las estaciones, sino a la temperatura y al clima. Cuanto más baja sea la temperatura (y peor se adapte el ejemplar a ella), más tarde deberías podar. Piensa que es mucho más sencillo cortar grandes porciones de la rama de un solo golpe. Sin embargo, esto traerá problemas posteriormente, haciéndose necesario retoques de manera más continua que si vas cortando de poco en poco. Si quieres eliminar o retirar por completo una planta, asegúrate de que realmente esté muerta. Para ello, raspa un poquito sobre la corteza: si es de color verde o blanco, es que aún tiene algo de vida. Por poca ida que le quede, quizás termine rebrotando meses después. Solo si está marrón es cuando está muerta. Una última idea: debes fijarte en la posición de las ramas, te dirá mucho sobre cómo podar. No es lo mismo eliminar unas ramitas finas que unas ramas gordas. Esperamos que estas ideas te ayuden a la hora de podar tu jardín. No olvides que es una práctica esencial dentro de la jardinería, y tus plantas lucirán más fuertes y bonitas con ello.
5 de agosto de 2019
Los amantes de las flores saben que plantar bulbos es la mejor manera de disfrutar de flor durante todo el año. Decimos esto porque buena parte de ellos comenzarán a florecer desde finales de febrero. Una manera maravillosa de contar, incluso en una época en la que los días todavía son cortos, con la belleza de su colorido. Con ese increíble abanico de formas naturales que ofrecen los bulbos. Disfrutar de este espectáculo de naturaleza no solo pasa por plantar bulbos de otoño en esta época. También es imprescindible que lo hagamos bien. Algo que, en muchas ocasiones, no sucede por una razón: la sencillez de cultivo de los bulbos. Guiándonos por este motivo, solemos creer que pueden crecer en cualquier parte. O, incluso, que pueden ser plantados con éxito sin mucho miramiento. Sin embargo, esto no es así. Es cierto que los bulbos son sencillos de mantener pero, también, que tienen ciertas demandas a la hora de ser plantados. Por esta razón, es momento de conocer algunas singularidades de su siembra. Unas que son tan sencillas como sus cuidados, sí. Pero que, cumplidas a rajatabla, nos garantizarán lo fundamental: que florezcan regalándonos toda su belleza. Y no solo este año: con los cuidados adecuados, lo harán durante mucho tiempo: ALGUNOS CONSEJOS PARA EL CULTIVO DE BULBOS Cultivar bulbos es sencillo, sí. Pero, aún así, hay determinadas pautas que es importante conocer para hacerlo con éxito. Unas que no solo nos permitirán disfrutar de su floración. También facilitarán que, año tras año, podremos gozar de su compañía en el jardín. 1. Cómo regar los bulbos El riego debe hacerse de distintas maneras según la época del año. En invierno, hay que evitar el exceso de agua. Algo que cambia radicalmente en los meses en verano, un época en la que demandan una mayor pauta de riego. Sin embargo, hay que huir de encharcarlos ya que esto puede provocar que los bulbos se pudran. Por esta razón, bastará con mantener el sustrato húmedo sin excesos. También tendremos que incrementar la pauta de riego durante la floración. Un momento vegetal en el que la planta tiene una mayor demanda de hidratación para compensar el gasto que supone la generación de la flor. También es importante saber como regarlos. Lo ideal es hacerlo alrededor de la planta, humedeciendo el sustrato. Tendremos que evitar en todo momento mojar el cuello de la planta, la base, o las hojas. Por último, es fundamental seguir regando una vez las flores se hayan marchitado y hasta que las hojas se sequen. Así estaremos ayudando a nuestros bulbos a continuar acumulando reservas de agua para la temporada siguiente.
5 de agosto de 2019
Las orquídeas son una de las flores decorativas más apreciadas por la belleza de sus flores y, especialmente, por sus llamativos colores. Al mismo tiempo, son una planta muy delicada que requiere de cuidados específicos para mantenerse sana. Si estás pensando en regalar una orquídea o te han regalado una y no tienes muy claras sus necesidades, estás en el sitio adecuado, ya que en este post te vamos a contar cómo cuidar una orquídea para que decore tu casa o la de quien vaya a recibir tu regalo por mucho tiempo. Puede parecer obvio, pero, antes que nada, es imprescindible identificar la especie de orquídea que tienes. Existen muchos géneros de orquídeas, phalaenopsis, oncidium, cambria, dendrobium, vanda, etc., siendo el primero el más común y extendido. Determinar de qué tipo es tu orquídea te ayudará a conocer sus características y los cuidados específicos que requiere, los cuales pueden variar bastante según el género. Normalmente, podrás conocer el género de tu orquídea con la pequeña etiqueta de identificación que acompaña a este tipo de flores. Estos son nuestros mejores consejos para cuidar tus orquídeas y conseguir que vuelvan a florecer: Usa una maceta de plástico transparente Aunque muchas personas lo desconocen, es muy importante que las raíces de la orquídea se mantengan dentro de una maceta o un contenedor transparente. Hay varios motivos para ello. Para empezar, con una maceta de plástico es más fácil controlar si existe un exceso de raíces o plagas y, en general, nos ayuda a vigilar que la planta esté bien de salud. Aunque, sobre todo, las macetas transparentes permiten que la luz del sol acceda a las raíces y de esta forma obtengan los nutrientes que necesitan. Y si se prefiere, la maceta de plástico también se puede colocar dentro de una maceta decorativa más grande para que la planta quede todavía más bonita. Utiliza pedazos de corteza en vez de tierra Las orquídeas son flores silvestres que suelen crecer en bosques tropicales y pantanosos. Así que es aconsejable conservarlas en entornos con condiciones similares. Los trozos de corteza no retienen la misma cantidad de agua que la tierra para macetas y absorben la humedad que las raíces necesitan. Además, dado que las cortezas están sueltas, las raíces tienen todo el espacio que necesitan para florecer. Sumerge la planta en agua para regarla Si riegas las orquídeas con una regadera es muy fácil que las raíces reciban demasiada – o demasiado poca – agua. El agua tiene que llegar a todas las raíces, y solo cuando nos hemos asegurado de que están secas después del último regado. Debido a su hábitat natural, las orquídeas están acostumbradas a las tormentas tropicales, por lo que necesitan que la superficie en la que crecen esté completamente empapada. En líneas generales, deberías sumergir la planta una vez por semana (o más o menos veces dependiendo de la estación y de si la planta está seca). Importante: drena el exceso de agua Las orquídeas necesitan la cantidad justa de agua para empapar la superficie en la que crecen, pero no deberían mantenerse sumergidas en agua después del regado. Asegúrate de que has drenado el exceso de agua de la maceta para que no quede sumergida una vez hayas terminado de regarla. Una vez la flor haya caído, corta el tallo a la altura de la primera yema Una vez hayas podido disfrutar de la belleza de tus orquídeas y sus flores hayan caído, tendrás que podar la planta. Para asegurarte de que sigue creciendo, es importante que no pierda energía en varas secas. Si las podas, permitirás que empiecen a florecer de nuevo. Para asegurarte de que no las cortas demasiado, mira los pseudobulbos (pequeñas yemas en el tallo) y corta el tallo justo por debajo. Coloca tu orquídea en un lugar seguro El lugar donde sitúes la orquídea dentro de tu casa, oficina o despacho será vital para su buen estado de salud. El sitio debe escogerse no sólo pensando en lo bonita que podría quedar allí, sino también teniendo muy en cuenta las condiciones ambientales que tendrá. Por lo tanto, hay que primar un lugar con condiciones óptimas a uno donde simplemente quede bien. Los factores a tener en cuenta son: Luz: las orquídeas necesitan mucha luz, pero no exposición directa al sol. El mejor lugar para ellas es cerca de ventanas y balcones donde la luz solar no sea directa o se pueda filtrar con cortinas. El lugar ideal también debe ser de fácil aireación para evitar los ambientes muy cargados, pero teniendo cuidado con las corrientes de aire que podrían hacer caer las flores de tu orquídea. Las orquídeas son flores tropicales, por eso hay que evitar las temperaturas extremas, manteniéndola siempre entre los 10 y los 30 ºC. El sitio perfecto para tener tu orquídea no debe ser demasiado seco, con una humedad del 35 – 40%. ¿Cuándo debes abonar una orquídea? Inicios de primavera, antes del periodo de floración: abono cada 10 o 12 días Durante la floración: abono cada 20 días Otoño – invierno, etapa de reposo: abono 1 vez al mes ¿Tu orquídea no ha florecido de nuevo? Las orquídeas florecen una vez al año, al inicio de la primavera, pero hay factores críticos que pueden alterar la floración. Te recomendamos: Si durante la floración, la orquídea no recibe suficiente luz (no directa) no florecerá. Asegúrate de que la recibe. La floración es la época en la que tu orquídea necesita más abono para desarrollar las flores, cada 10 -12 días es el intervalo ideal. Evita los cambios bruscos de temperatura durante la floración. Idealmente, la temperatura debería ser de 10 a 12ºC de noche y de 20 a 25ºC de día. Como habrás podido comprobar, disfrutar de una orquídea durante mucho tiempo no cuesta nada. Si sigues estos consejos, podrás disfrutar de las orquídeas durante muchos meses. Recuerda: si quieres sorprender a alguien especial y enviarle unas orquídeas, pásate por nuestro vivero y enamórate de nuestra gran variedad de orquídeas . ¿Tienes algunos trucos propios con los que mimas a tu orquídea? ¡Compártelos en los comentarios!
Plantar un huerto
5 de agosto de 2019
Los principiantes en el mundo de los huertos se suelen frustrar al principio porque no les crecen las plantas como esperaban o les entra una plaga que acaba con todo el cultivo, en este artículo te vamos a dar una serie de consejos para que te vaya mejor en tu próximo intento de crear tu propio huerto. NO TENGAS PRISA Todos hemos sido novatos en la huerta y cuando empezamos queremos plantar de todo para alimentar a toda la familia pero es recomendable empezar poco a poco e ir conociendo las plantas y cultivos que se nos den bien en nuestra zona o nos sentiremos abrumados. Si este es tu primer año en la huerta planta unos tomates y unos pimientos o un pequeño jardín de aromáticas o judías, lechugas y cebollas. Antes que nada hay que acostumbrarse a las necesidades de cada planta. Debes mantener vuestra pequeña parcela sin regar demasiado, pero tampoco seca, bien abonada y libre de plagas. Si todo va bien este año, puede expandirse un poco más al siguiente. Lo ideal es comenzar con cultivos rápidos y con pocas plagas como cultivos de hoja, por ejemplo, lechuga o espinacas; o de raíz, como el rabanito. PLANTA LO QUE TE GUSTA COMER ¿Te gustan los tomates frescos en ensalada? ¿ O hacer mermelada de tomate? Entonces los tomates deberían estar en tu lista de imprescindibles para plantar en el huerto. Si te gustan los pimientos de padrón, pero solo a ti y a nadie más de tu familia, pues con 3 plantas podrías tener más que suficientes, se debe intentar siempre plantar en función de quién lo va a consumir. Dicho esto, como la comida casera no hay nada, y más si los productos vienen de nuestra huerta, que sabes que son ecológicos al 100% y que cuando los pruebas tienen un sabor diferente, las fresas son más dulces las lechugas tienen más frescura… Cuando estén ya avanzados en el huerto pueden probar cosas nuevas, incluso hortalizas que nunca han probado, quizás les gusten si las prueban o añaden a platos caseros. PLANTA LO QUE SE DE EN TU CLIMA Conocer las condiciones locales es una de las cosas más importantes a la hora de crear un huerto, ya que esto determinará qué puedes plantar y cuándo. Si vives en una zona norte con frío, pues deberás plantar cultivos que estén aclimatados a ese lugar y variedades de temporada más corta que las demás. Si vives en una zona que se mantiene cálida la mayor parte del año, plantarás tus vegetales de temporada mucho antes que el resto del país. Muchas veces preguntar a hortelanos de la zona o pasearse por zonas de huertos nos ayuda a saber qué sembrar en cada temporada. PRESTA ATENCIÓN AL ESPACIO VITAL DE CADA PLANTA Muchos agricultores con tal de aprovechar el espacio ponen las plantas más juntas de lo normal, pero esto lo que hará es que los frutos salgan más pequeños y no se desarrollen bien. Cada planta necesita un espacio vital tanto en profundidad como en altura que debe ser respetado para su correcto desarrollo. Debemos asegurarnos de que cada planta tenga también la luz necesaria y la profundidad para que se expandan sus raíces y que no compitan unas plantas con otras. UTILIZAR ACOLCHADO Las malas hierbas son posiblemente la frustración número 1 de los agricultores principiantes, crecen rápido y pueden ahogar y robar nutrientes a las hortalizas. La eliminación de las malezas se debe hacer a diario pero si no quieres estar horas y horas de rodillas puedes aportar un mantillo o acolchado para evitar que estas plantas salgan. Además aporta otras ventajas como retener la humedad en el suelo, hay varias opciones de acolchado, desde paja, cartón hasta hojas o cortezas, para gustos colores. HAZ UN DIARIO DE LA HUERTA No debemos fiarnos de nuestra memoria y es mejor hacer un boceto de nuestra huerta y donde tenemos plantadas cada cosa para el próximo año poder hacer una rotación de cultivos. Debemos tener una lista con las plagas que nos afectaron y qué tratamientos funcionaron y los que no. Así la próxima vez ya sabremos cómo actuar. Además, también es buena idea etiquetar las plantas en la huerta o semillero para saber de qué tipo son ya que algunas semillas tardan en germinar y se nos puede olvidar lo que es. E incluso podemos anotar las variedades de cada especie así sabremos cuales se nos dan mejor y cuales no. FAMILIARÍZATE CON TUS PLANTAS Y CON LA MALA HIERBA LOCAL No hay nada más bonito que cuidar una semilla de maíz hasta que salga el primer brote, para evitar cometer un grave error nos debemos familiarizar con el aspecto de las plantas jóvenes que sembramos para evitar arrancarlas pensando que es mala hierba. PREPARAR EL SUELO El suelo sano hace que las plantas sean saludables y cada año debemos aportarle los nutrientes que necesitarán nuestras plantas mediante el abonado. Existen varios productos que podemos aportar al suelo como es el estiércol curado (está seco, no huele y lo recomiendo para huertos urbanos), estiércol fresco, humus de lombriz o compost. Al final de cada temporada podemos plantar un cultivo de cobertura que proporcione abono en verde para el próximo año o cubrimos la cama con hojas cortadas. Si el suelo no está bien abonado puedes consultar en nuestro vivero las deficiencias que puede tener según la coloración de las hojas, principalmente. PREPÁRATE PARA LAS PLAGAS Dejar que la madre naturaleza se encargue de las plagas es muy complicado pues se necesitan unas condiciones especiales de varios años para que esto ocurra y en un huerto principiante las plagas hacen destrozos porque no se cumplen los requisitos mínimos. Observa tus plantas y cualquier color inadecuado, puede ser ocasionado por un hongo o por falta de nutrientes, también puedes encontrar agujeros que pueden ser por orugas o caracoles y babosas…En todo caso, es mejor actuar y no dejar que esas plagas arruinen nuestra cosecha. NO OLVIDARSE DE LAS FLORES Si queremos que nuestras plantas produzcan verduras o frutas tenemos que atraer polinizadores al huerto como pueden ser las abejas, los sírfidos, algunas avispas, abejorros... y para ello, necesitamos flores. Siempre es bueno tener alguna margarita, que se suelen adaptar bien y resisten bastante, o algunas otras plantas más decorativas como rosales u hortensias. REGAR CUANDO SEA NECESARIO El agua es muy importante en la huerta, pero debemos aplicarla en su justa medida, debemos procurar no pasarnos porque puede originar enfermedades en las plantas, pero tampoco regar poco pues simplemente las plantas no crecen lo suficiente. Es recomendable darle al menos un riego profundo una vez a la semana si no ha llovido y el resto de la semana puede ser un día si y otro día no, depende mucho de si es una huerta o un huerto urbano. Es importante no regar las plantas desde arriba, sino desde la base y evitando mojar las hojas pues así prevenimos muchos hongos y siempre es mejor por la mañana o al atardecer, así evitamos los cambios bruscos de temperatura en la planta que pueden ocasionar estrés hídrico y hacer que los frutos se rajen. Esperamos que estos consejos les hayan sido útiles, no olvide contarnos su experiencia en la sección de comentarios de Facebook.
20 de julio de 2019
Un ramo de flores es un regalo demasiado bonito como para que se marchite en cuestión de un par de días. Con estos consejos que te vamos a contar a continuación, podrás alargar la vida de tus flores para que sigan luciendo frescas y preciosas. Los ramos de flores, ya sean rosas, tulipanes o lirios, están compuestos por flores ya cortadas por lo que van a tener un tiempo de vida limitado. Sin embargo, pueden aguantar entre cinco y tres semanas, este tiempo variará en función del tipo de flor que tengamos y de los cuidados que les ofrezcamos. Quitar el envoltorio. Generalmente, cuando nos regalan un ramo o incluso cuando los compramos directamente nosotros, nos lo suelen presentar envuelto en un plástico decorativo o papel craft. Para conseguir que las flores se oxigenen mejor es necesario retirar dicho envoltorio y abrir un poco el ramo con las manos. Cortar los tallos. Para que nuestras flores sigan nutriéndose correctamente es necesario cortar los tallos en diagonal con un cuchillo sin sierra o tijera especial. Basta con cortar uno o dos centímetros de cada tallo, así conseguiremos eliminar aquellos tallos que se hayan podido secar o estropear antes de llegar a casa y que sigan absorbiendo agua y nutrientes por ellos. Ponerlas en agua. Este puede ser quizás el paso más obvio y que todos conocemos, para que una flor aguante es imprescindible mantenerla en agua. Deberemos colocar nuestro ramo en una jarrón, preferiblemente de cristal, con una cantidad de agua que permita cubrir unos 10 centímetros de la parte inferior de los tallos. Es muy importante asegurarnos de que todos los tallos están sumergidos en el agua, pero debemos procurar que las hojas y las flores no la toquen ya que se estropearán. Además, es importante controlar a diario el nivel de agua, rellenándolo si fuera necesario. El agua se evapora y es absorbida por las flores por lo que su nivel irá variando. Sin embargo, no la debes tirar toda junta ya que perderás los nutrientes del primer día. Si se van estropeando flores, lo mejor es que las vayas tirando para no ensuciar el jarrón. Elegir una buena ubicación. El lugar donde vayamos a dejar nuestro jarrón con las flores también será importante de cara a su mantenimiento, recomendamos ponerlo en un sitio fresco donde por el día reciba una buena iluminación, pero sin exponerlo directamente a la luz solar. Añadir nutrientes al agua. Este paso puede ser el que marque la diferencia y alargue aún más la vida de tus flores. Se trata de añadir al agua del jarrón un sobre de conservantes en polvo que aportan los nutrientes necesarios a las flores e impiden que se formen bacterias en el agua que las puedan estropear. Este producto, que se suele vender en sobres monodosis, es el secreto mejor guardado de los grandes floristas. Prueba estos pequeños trucos y cuéntanos como se han mantenido tus flores, estaremos encantados de leer tu experiencia y serte de ayuda.
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